
Los cubanos por algún tiempo recordaremos al Sr. Trump como el mandatario que se empeñó en superar al peor de sus predecesores en el afán de destruir a Cuba.
No olvidaremos las 230 sanciones económicas adoptadas contra Cuba en el último año, no perdonaremos el daño económico causado a nuestra Patria y el sufrimiento a nuestras familias.
No olvidaremos ni perdonaremos todos los obstáculos migratorios interpuestos para que las familias se puedan comunicar. Toda la persecución financiera para que no podamos enviar un centavo de ayuda a nuestros seres queridos y amigos.
No olvidaremos ni perdonaremos cuán difícil ha hecho que lleguen medicinas y alimentos a nuestras familias en Cuba, aún en medio de la pandemia del Covid-19.
¿Puede haber crimen mayor que este?
¿Puede alguien que se proclame demócrata y defensor de los derechos humanos permanecer sin condenar semejante crimen?
Consciente de que Cuba continúa MUY VIVA luchando contra la pandemia y agresiones, el Sr. Trump ha insistido en lanzar una nueva ofensa contra el pueblo de Cuba agregando cínicamente el nombre de nuestra Isla a su sucia lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Cuba no tiene una base militar fuera de sus fronteras, Cuba no envía ejércitos ni armas a otros estados.
Cuba ha enviado decenas de miles médicos a salvar vidas a todos aquellos países que han solicitado nuestro concurso.
Cuba rechaza y condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, en particular el terrorismo de Estado, por quienquiera, contra quien quiera y dondequiera que se cometa.
No olvidaremos ni perdonaremos por nuestras 3 478 víctimas mortales y 2 099 personas con discapacidad por actos terroristas cometidos por el gobierno de los Estados Unidos, o perpetrados y patrocinados desde territorio de ese país, con la tolerancia de autoridades norteamericanas.
No ha escapado a la opinión pública mundial que el gobierno de Trump ha pretendido atar las manos del presidente electo Joe Biden, ante cualquier esfuerzo por normalizar las relaciones entre Los Estados Unidos y Cuba, como cabe esperar de una administración sensata que actúe en el verdadero interés de su pueblo.
¿Qué se puede esperar de un presidente que alienta un ataque contra el parlamento de su propio país?
Nos sumamos a la enérgica condena del pueblo de Cuba a esta nueva agresión yanqui.
Confiamos en que los norteamericanos honestos se empeñarán en anular semejante afrenta.
Exhortamos a todos los Gobiernos del mundo y especialmente de Europa, donde residimos con nuestras familias, a todas las fuerzas políticas, a todos las personas honestas y justas, a rechazar tal política y en cambio alentar a la nueva administración de Estados Unidos a trabajar por un mundo de paz y cooperación, donde cubanos y norteamericanos podemos compartir un mañana promisorio para el bien común.
Dublín, 15 de enero de 2021.
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