Regreso a Viesca, 18 años después. Experiencias de una profesora cubana en el norte de México.

 

Hay experiencias en la vida que marcan a una persona para siempre. Entre los años 2006 y 2008, tuve la oportunidad de trabajar como asesora metodológica en los programas “Yo, sí puedo” y “Yo, sí puedo seguir” en el estado norteño mexicano de Coahuila, específicamente en las zonas de Viesca, Torreón y Arteaga. Durante este tiempo, logramos disminuir el analfabetismo a 2,8% en los ejidos más distantes de la región.

En este periodo también participé en la inauguración de la Clínica Oftalmológica “José Martí”, equipada con donaciones de Cuba, y en la formación de las personas que facilitaron y dieron seguimiento al programa. Estos hechos quedaron profundamente grabados en mí, y 18 años después tuve la oportunidad de regresar a estos parajes y reencontrarme con las familias viesquenses, sus costumbres y su cultura.

Viesca, 18 Años después

Mi regreso fue posible gracias a una beca en la Comunidad de Aprendizajes para una Praxis Emancipatoria (CAPE 2025), otorgada por el Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario (IMDEC) en Guadalajara, Jalisco, y a la invitación del colectivo de mujeres “Bosques de Agua” en Cuernavaca, Morelos, coordinado por la Lic. Nuria Acosta, con el apoyo adicional del grupo alemán “Eco Mujer”.

El 5 de septiembre llegué a Torreón acompañada de dos personas que siempre me acogieron como parte de su familia, al igual que sus padres, quienes siempre tuvieron un profundo amor por Cuba. Con la familia Gómez Adalid, él cubano, ella mexicana, conviví durante 15 días realizando tertulias y encuentros sobre temas de solidaridad con Palestina y Venezuela, la situación de los países latinoamericanos y el bloqueo estadounidense a Cuba, entre otros asuntos.

Viesca, 18 Años después

El 12 de septiembre recibí la visita del maestro Esteban, donde conversamos y recordamos viejos tiempos, el 13 tuve una hermosa sorpresa unos amigos de Parras, el maestro Guadalupe Pachecano y su esposa Evangelina, donde recordamos su estancia en Cuba en el 2015; ellos mismos al día siguiente me trasladaron a Viesca con la familia Sandoval Jasso, (Ramiro y Edith) Familia Salas Espinoza (Isidro y Alma) y otras personas, unas que conocimos en aquel entonces como niños y otros adultos.

Viesca, 18 Años después

Qué contarles de ese encuentro, llantos de alegría, sonrisas, niños pequeños hijos, nietos, un cúmulo de emociones encontradas que hacen vibrar corazones; personas que fueron alfabetizadas, otras que sirvieron de facilitadoras del programa, personal del Instituto de Educación de Adultos y población en general, que me han hecho recordar que es volver a vivir momentos que perdurarán para toda la vida.

Viesca, 18 Años después

Siempre que estamos en estas tierras nos comunicamos con Fabio Álvarez, cónsul general en Monterrey, con quien mantenemos la mejor comunicación, intercambios presenciales y online.

Mientras exista, guardaré muy profundamente estos hermosos recuerdos y agradecimientos hacia todas las personas que hicieron posible esta inmensa felicidad, difíciles de definir con palabras. Estas experiencias, que unen pasado y presente, reafirmaron en mí la importancia de la solidaridad, la educación y los lazos culturales que trascienden fronteras y generaciones.

Reina Rodríguez García. Universidad Hermanos Saiz Montes de Oca, Pinar del Río.

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